lunes, mayo 29, 2006

Tacones verdes fritos o siempre dama de honor y nunca novia

El último mes se ha convertido en un abismo por el que se han precipitado algunos de los acontecimientos más importantes, trascendentes ydignos del 'Aquí hay tomate' de los últimos dos años de mi vida. Excluyo de esta patética valoración, el nacimiento de mi sobrina (pequeña persona que ha traído la alegría a mi casa con sus nuevas formas de llamarnos a todos. Tita Atri, sí, esa soy yo).
Pero como decía, el último mes ha sido especialmente interesante desde que regresé de los Pariles. Muchos cambios, muchas penas y alegrías, entre las que incluyo (en el segundo conjunto) la boda del gran Paco Nuñez, mi fiel compañero de mesa, como antes solía referirme a él, y como lo sigo viendo, aunque ahora se trate de una mesa más invisible a los ojos, más firme también, con ese listado de puntos en común en su libreta grande de cuadros... Inconfundible.
Es interesante recibir por primera vez una invitación a mi nombre, y no al de mis padres y familia. Ha sido interesante conocer gota a gota algunos detalles del evento en cuestión para el que prometo llorar a moco tendido, reir a pierna suelta y bailar como una peonza. ¿Me dejarán cantar como un ruiseñor...?!!!!! Y ha sido interesante comprobar de primera mano, que una boda, a pesar de los formulismos sociales, a pesar del 'establishment' y del dejarse llevar, a pesar de la mesa de invitados-compromiso, puede ser especial, original y puede hacerse de uno mismo (bueno, de los que se casan mismamente). Todavía no ha sonado la marcha nupcial y todavía no he bailado el tango prometido con el cura (jejeje), todavía no he visto al novio ni a la novia desfilar por la iglesia con la sonrisa nerviosa y la mirada perdida en un punto indeterminado de los altalres, pero será un sábado inolvidable, y no es peloteo, Atreyu!!!
Aunque sin duda, el periplo prematrimonial que recordaré con especial cariño ha sido el de la búsqueda incesante de mis Tacones Verdes, (y lo pongo en alta por razones obvias) que me amargarían la noche, si no es porque voy a llevar mi poquito de tiritas y mi poquito de chanclas... Hermosos, altos, carísimos, puede que se conviertan en los responsables de alguna de las caídas que den un toque cómico al matrimonio y que me recordarán el resto de mi vida que siempre se puede caer más bajo aún...
Por no seguir por estos derroteros depresivos, diré, que a cinco días del evento social del año en Huelva (nunca fue una ciudad muy animada), me siento como Björk en Bailando en la Oscuridad: absurdamente feliz. Bueno, no es absurdo que disfrute ante la perspectiva de un almuerzo perfecto gratuito con océanos de alcohol, también gratuitos. Cuando a las cuatro de la mañana después de hacer todo lo que hay que hacer me siente con los pies destrozados, el pelo más despeinado que de costumbre y el vestido con algún manchurrón de vino tinto indeleble, cuando llegue ese instante, tomaré una afilada copa de champán y tras brindar por los novios diré aquella mítica frase de Esta casa es una ruina: 'Siempre dama de honor y nunca novia'.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Patri. Espero q lo pases bien en esa boda. ¿Vas de verde? En verdad creo q te flaipa el verde, no? Bueno, este comentario era más que nada porq el otro día me planteé sobre el cómo llegué a saber de tu blog, creo q por our friend en común, pero hasta el otro día no me planteé si sería de tu agrado. Aunque no explícitamente, he creído leer una "notica" sobre un nuevo cambio en tu vida del que estaba en la más absoluta ignorancia. Ya te digo, sólo he creído entender. No me incumbe, pero siento no haber estado AHÍ, pero tampoco debía estar, de esto estoy segura. Un abrazo y espero que todo bien.

Anónimo dijo...

Me siento halagado y espero que la B-O-D-A esté a la altura de tus expectativas. La verdad es que hemos trabajado para que sea el convite perfecto. Y dile a Mala Vida que no se pique. Seguro que con ese apodo tendrá la boda más canalla y etílica de la historia de su pueblo. Un besito.