sábado, mayo 27, 2006

Tan cerca del cielo y tan lejos de Dios

La moneda cayó por el lado de la soledad, y el dolor.
Otra vez.
Crímenes perfectos, Andrés Calamaro
"Que dure". En ese libro tan especial de Mario Benedetti titulado La tregua (magnífico título, y el que lo lea sabrá por qué)... en este libro, el prota ( que mantiene una lucha directa, sangrienta, a muerte con Dios) no puede evitar, sin embargo, rezar en un momento determinado de su vida. Que dure, pide, suplica... esperando que ese Dios, tan lejano para él, le conceda el deseo. Que los días dulces que está viviendo no acaben, que la felicidad no sea la afilada cima de una montaña, sino una amplia llanura, casi interminable, como las que se ven en El señor de los Anillos... eso pide, eso reza...
Pero a veces, el deseo es otro, la oración es otra.
Que acabe. Que pase el tiempo. Que cicatricen las heridas. Que el año termine. Volver a empezar. Borrón y cuenta nueva. Amnesia espiritual. Otra ciudad, otras miradas, otras sonrisas y otras canciones.
Que algún día podamos reírnos de todo esto...

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