domingo, diciembre 21, 2008

Confesiones

Nunca pensé que me encontraría en la negra espalda de mi propio tiempo.

domingo, septiembre 28, 2008

La lluvia

Bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.
Quien la oye caer ha recobrado
el tiempo en que la suerte venturosa
le reveló una flor llamada rosa
y el curioso color del colorado.
Esta lluvia que ciega los cristales
alegrará en perdidos arrabales
las negras uvas de una parra en cierto
patio que ya no existe. La mojada
tarde me trae la voz, la voz deseada,
de mi padre que vuelve y que no ha muerto.
J.L. Borges

sábado, septiembre 27, 2008

Roto por dentro (y II)

Da una profunda bocanada a su cigarrillo casi acabado y recuerda a un viejo mercenario de los que cierran un poco los ojos cada vez que acercan el cigarro a los labios, como si en ese instante vieran pasar frente a sí todos los peligros sufridos, todas las aventuras vividas.
Fuma como quien vuelve de todo, como quien espera la muerte para mirarla a los ojos. Pero es sólo literatura; en realidad, no tiene aspecto de mercenario. Lamenta su gesto fumador porque cada vez encuentra más patas de gallo entorno a su mirada. Está flaco. No sería un problema si no estuviera también tan flácido, los brazos largos como si fueran de goma. El pelo mal cortado, demasiado negro para ser cierto con su edad. El bigote demasiado poblado, acentúa sus ojos hundidos.

No. No es un héroe.

Fuma en la azotea de su casa. Observa la calle, mira a la gente, ni una sola vez se fija en las estrellas. No le interesan. No es un poeta romántico. Quiere saber quién cruza la plaza a estas horas de la madrugada, a quién lleva de la mano y de qué hablan.

Apura el cigarro y lo lanza a la calle por encima de la baranda de la azotea. Cae un punto de luz y al llegar al suelo se desvanece en la noche. Se gira y regresa dentro.
Ya nadie puede observarlo allí. Ya nadie puede ver el gesto lastimoso al cruzar por el espejo rocambolesco, una vez colgado como quien cuelga una joya. Ya nadie puede saber la angustia que le provoca esa casa, tan pequeña, de fachada estrecha y estrecha azotea. Ya nadie podrá entender por qué no mira a las estrellas cuando sube para respirar un poco de aire frío. Nadie puede conocer el regusto amargo, más amargo que nunca, de ese último cigarro del día que lanza a la calle por no lanzarse él mismo.

Entra en su cuarto y se acerca al ordenador. Sus vecinos tampoco saben que tiene uno de ésos. Mi Música\En español\Mclan\Roto por dentro. Doble click y la melodía lo envuelve. Las palabras se clavan como puñales. Y llora como un niño al que han privado de algún capricho, como un adolescente con el corazón hecho añicos, como un joven sin certezas, como un adulto sin esperanza. Como un viejo enterrado en vida.

jueves, septiembre 18, 2008

Está vivo!!

Señoras y señores, compatriotas, hermanos, amigos todos: está vivo, Lucas está vivo!
Ya sólo me queda recordarles que hoy los cielos y la tierra me sonríen...

lunes, julio 28, 2008

In memoriam

El castillo de irás y no volverás donde habita mi príncipe salvador de largas pestañas, pómulos perfectos y afiladas cejas, se encuentra en el corazón del conocido reino de Gonzalo Bilbao, ilustre pintor sevillano, que invito a ser redescubierto en el siempre poco ponderado Museo de Bellas Artes de Sevilla, y por el que vagué [por su reino, digo] durante cuatro hermosos años. Ahora, casi siempre mis incursiones por este territorio, también oscuro en cierto modo, son de una índole diferente, aunque confieso que como si de una superposición de tiempos se tratara, a veces he contemplado de soslayo aquel viejo y coqueto merendero al que no puedo regresar a no ser en compañía de ciertas personalidades del mundo periodístico actual.
Todo esto para explicar que no ha sido hasta hoy que no me he percatado de una ausencia.
Crucé hasta la acera indicada y avancé Calle Arroyo arriba con la ilusión de que de un momento a otro aparecería ante mis ojos. Avancé con el irreprimible deseo de sumergirme de lleno en aquel espacio y viajar en el tiempo y recordar y sonreirme e incluso comprar algo. Pero no ha habido suerte. Hace a penas media hora que he recorrido diez veces ese lado indicado de la calle sin darme de bruces, por más que lo he deseado, con el escaparate de la Librería Pedro Crespo. Simplemente, no está.
Y ahora viene la segunda triste parte: en su lugar, una tienda de complementos y ropa de tres al cuarto, que ni con toda la imaginación del mundo deja entrever que aquello pudo ser un espacio habitado por libros. Pero sí lo fue. Los tres escalones de la puerta que hay que bajar o subir [según se entre o se salga] no dejan lugar a dudas. Yo lo he hecho. Los he bajado primero, he dado una vuelta por entre los pasillos de perchas repletas de ropa barata, intentado recordar los ojillos de librero de nuestro Pedro Crespo, y los he subido después para marcharme cabizbaja de aquel lugar en el que una vez adquirí el entrañable tipometro.
No sé lo que ha pasado. Desconozco qué mezquino torbellino de circunstancias arrastró la libreria periodística por excelencia hasta la amarga espalda del tiempo. Pero es que tampoco quiero saber.
Que la tierra le sea leve.

sábado, julio 19, 2008

LUCAS

Y al final todos los héroes desaparecen, se marchan, meten en su maleta su destino trágico y se van a cumplirlo a cualquier otra parte. Lejos de aquí. Y uno se queda, como en la canción, roto por dentro. Sin saber por qué. Sin tener motivos de peso. Ni un gramo de razones por las que sentir aquella onda oquedad sobre la que un día escribió Altolaguirre.
Sé que Lucas es sólo un personaje. ¿Sólo? Es sólo ficción. ¿Sólo? Pero su más que dudosa, más que cuestionable desaparición de mi última serie fetiche, a saber, Los hombres de Paco, me ha llevado de nuevo a este territorio perdido, a este estado perenne de nostalgia, aunque confesarlo hace que me sienta un poco ridicula. Que Lucas salga de la serie trae a mi tiempo presente aquella vieja tristeza que solía dificultar mi caminar pisando el bajo de mis pantalones a la entrada de la redacción. Este nuevo adiós lo ha vuelto a poner todo patas arribas. Y a estas alturas del segundo párrafo sigo sin saber por qué.

Hasta el próximo terremoto.

jueves, mayo 08, 2008

Quijotes

¿Nos deja la ficción incapacitados para sobrevivir a la realidad?

lunes, marzo 17, 2008

Lunes Santo en Triana (II)

Los dioses han querido que este Lunes sea santo por partida doble...
En fin, hoy 17 de marzo, es Lunes Santo en Triana y, además, San Patricio, lo cual me llena de orgullo y satisfacción.
Este día siempre me pone nostálgica, siempre me traslada en el tiempo, me hace pensar en aquellos días de prisas por cerrar el Covirán y poder llegar a tiempo a la cofradía (no sé cómo, pero lo conseguíamos), me devuelve el frescor (a casa antigüa) del salón de mis abuelos, el viejo salón junto a la cocina donde mi madre y mis tías preparaban bocadillos para los nazarenos de la familia y para los que los acompañábamos desde la barrera. Era un día de jugar con los primos, de comer algo en Casimiro, abarrotado de gente como todavía hoy... de disfrutar del olor a azahar.. era un día nuestro. De la familia, un día que compartir con otros, haciendo crónica de cada segundo, como diciendo, 'mira esto somos nosotros. Somos lo que somos porque esto ha formado para de nuestra vida.'
El Lunes Santo en Triana es uno de los días más hermosos del año aunque te haga pensar en los que no están y eso haga también que sea doloroso. Sigue siendo nuestro día. Seguimos formando parte de él. Seguimos siendo lo que él nos ha enseñado y traído. Es un día para ir rebosante de emociones, para echarse a la calle y aprehender todo lo que el Barrio León (ese maravilloso oasis sevillano) es capaz de ofrecer.
La Semana Santa tiene sus luces y sus sombras, como todo lo que hace el hombre. Pero más allá de creencias hay cosas ante las que a uno no le queda otra opción más que rendirse. Si alguna vez alguien siente flaquear sus recuerdos, si alguna vez alguien quiere hacer borrón y cuenta nueva y llenar su caja de viaje de historias y momentos nuevos, que se pase por aquí. Que se pase por Triana un Lunes Santo y espere ver llegar desde cualquier esquina a Jesús en su soberano poder ante Caifás y a su Virgen de la Salud. Que no se arrepentirá.

martes, febrero 26, 2008

ROTO POR DENTRO

Esperaba esta tarde encontrar algo de inspiración para continuar con mi particular resurrección bloguera, sin embargo, aprovecho la melancolía que asola (para variar) mi barrio y hago una recomendación... aunque probablemente muchos de ustedes ya hayan hecho este maravilloso redescubrimiento.

Hasta el próximo terremoto...

martes, enero 29, 2008

He bajado del avión

Con más de un millón de deudas pendientes, regreso a este territorio perdido del que una vez fui inquilina permanente y que ahora apenas me atrevo a visitar. O es que tal vez he olvidado el camino de baldosas amarillas que me llevó hasta él; o es que tal vez ando tan lejos de aquel punto de salida, amargo, triste y maravilloso a la par, que mi cada vez más carcomida visión (literalmente, informo) me impide vislumbrar, me impide saber exactamente dónde está. Dónde está respecto a mí.

Perdí o guardé yo (no sé) aquella urgente e infinita necesidad de escribir sobre mi querida (a pesar del abandono) negra espalda del tiempo. Aquellas últimas revelaciones cerraron una etapa bloguera que ya empezaba a ser decadente. No en vano, muchos han dado ya por muerto este blog, al que sin embargo me resisto a darle un adiós definitivo. Será porque de terapia-gratuita ha pasado a ser una suerte de refugio al que acudir siempre que la nostalgia llama a mi puerta o deja sms en mi bandeja de entrada. Sin presiones, sin ansiedad, un espacio al margen del tiempo…

Comentaba (más o menos) el buen amigo de mirada azul: cuanto más muere mi blog, más vivo ando yo.

Y sin embargo, como yo misma vaticiné, siempre hay un regreso. Siempre hay una vía de servicio en cualquier punto del camino de baldosas amarillas que me permite volver, cuando así lo estime oportuno. Y en esta ocasión, ni la nueva temporada de Los hombres de Paco (impresionante Lucas, madonna mía), ni siquiera los pormenores del nuevo trabajo, ni siquiera la Navidad ni otros demonios (véase mis dos nuevas libretitas Labanda) han despertado en mí, desde aquel revelador doce de octubre, las ganas de… ni las fuerzas para confesarme ante ustedes (intuyo un patio de butacas vacío, aunque nunca se sabe qué lector en la sombra sigue esperando). Qué, entonces.

Quizá una certeza (suspiro). Quizá la certeza de saber que puedo hacerlo. Que no era complicado como había llegado a pensar ya. Que es tan sencillo como ponerse a escribir.

“He bajado del avión”. Eso mismo dice Rachel (for ever Friends) cuando se planta en casa de Ross en ese maravilloso capítulo final. Baja del avión y en el preciso instante de hacerlo se da cuenta de que no era tan complicado como parecía cuando aún tenía el cinturón obligatorio puesto. Sí, esa es la frase (verdad Cecile?) que lo resume todo.

Hasta el próximo terremoto.