jueves, octubre 26, 2006

El Nilo en Huelva

No es una alucinación. No estoy desvariando, ni la contaminación del Polo Químico está comenzando a atrofiar mis sentidos (seguro que muchos maliciosos han pensando en esta posibilidad). Nada de esto ha ocurrido. Es la purita realidad, el Nilo se ha salido de su cauce habitual y natural y se ha dado una vueltecilla por la capital onubense. Lo hizo ayer, aprovechando el mal tiempo, o bueno, según se mire, que hace mucha fartita que llueva... En fin, me acerqué a la orillita de mi Huelva tiene una Ría, y por un momento tuve miedo. Acompañaba al fotógrafo, que quiso captar la transformación de este emblema onubense en el mítico río de dioses, y pisaba con desconfianza pensando que de un momento a otro aquella masa marrón, horrible (como los 25) nos iba a engullir. Dejé el bolso en el asiento del copiloto, por si tenía que salir corriendo, ir más ligerita de peso, y observé el agua con desconfianza. Como se mira a un enemigo al que intuyes en la oscuridad y al que tendrás que enfrentarte, o no… todo depende de si os cruzáis en la niebla. Como en Alatriste… cuando el maravilloso Viggo va con el agua al cuello sabiéndose rodeado de hombres a los que tendrá que matar para que no lo maten a él.

“Be water my friend”, me acuerdo llegados a este punto del ya famoso anuncio. De eso de que el agua es capaz de fluir y de golpear, y continúo mi desconfiada observación. Mirando con el rabillo del ojo al fotógrafo que no tiene reparos en acercarse cada vez más y en agacharse y en captar lo que él considera captable. Nunca había visto la Ría tan fea. Era todo lodo, golpeando las recién restauradas maderas del muelle de la Riotinto Company (Mal llamado muelle del Tinto, pero hombre, si lo que llega a Huelva es el agüita del Odiel!!!!-comentario del hermano-.). Es él quien me apunta eso del Nilo, y cuando estoy cerquita confirmo la metamorfosis. Lo que ayer pasaba por Huelva era el río egipcio, y no nuestra (¿mía?) cantarina Ría. Busco el puntaumbrieño horizonte y miro también con desconfianza los troncos que flotan por doquier. En Campofrío el golpe del agua ya se ha llevado a una mujer (esto tiene historia) y ha dejado desaparecida a otra… “y puede que la fuerza del agua traiga el cuerpo hasta la misma capital”, me ha dejado alguien en la conciencia…

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