jueves, septiembre 14, 2006

Siempe hay un regreso (y II)

En uno de mis habituales momentos de delirio literario escribí sobre cierto cuadernito de Jordi Labanda: Hoy me siento tan libre como las pirámides de Egipto.
Lo hice en París. Una tarde de marzo paseando por los jardines del Louvre (espero no parecer repelentosa)). El solecillo me daba en la cara y estaba tan bien, tan feliz, tan agustito tirada en el césped que lo primero que me salió fue esa frase...
De aquello hace ya más de dos años, y hacía tiempo que no volvía a tener esa sensación de libertad o (más bien) de paz con el Universo... Pero ahora ese escalofrío ha vuelto, ese pellizco positivo ha regresado, tengo la sensación de tener el corazón en un puño (en el de alguien especial) que lo agarra con fuerza, pero dejándolo latir a la velocidad de la luz... y ahora: el 'dire' parece menos malo; el mundo en general parece más amable; y hasta resulta más sencillo encontrar cierta información... todo parece perfecto, aunque no lo sea...
Pero no toda la felicidad parte de mi interior. Hay un resplandor blanco que recién comienza a iluminar y aclarar estos oscuros tiempos, esta (ya no tanto) amarga espalda del tiempo. Los caminos blancos que se abren entre sus palabras me condujeron a este punto del camino (tan dichoso) y la mitad de cada latir de mi corazón le pertenece... Por todo, que menos que permitir (con su consentimiento) que a vosotros también consiga cegaros con su blancura gandalfiana...

Ya solo quedan las palabras mágicas: pasen, lean y disfruten!!!

1 comentario:

Pedro-Abeja dijo...

Qué ilusión ser re-bienvenido! y además que seas tú quien me presente en una revuelta de tuerca maravillosa.

Ojalá las palabras mágicas (ya un clásico) nos deparen muchas cosas buenas. Ya falta menos para que de comienzo esta nueva etapa en la q afortunadamente... ya sabes lo que sigue.

Bisous bisous.