Cuando somos infelices, buscamos la felicidad lejos. Cuando estamos perdidos, viajamos y viajamos, intentando encontrar el camino de baldosas amarillas que nos lleve de vuelta a casa, ignorando, como una nueva Dorothy, que tan sólo necesitábamos golpear tres veces nuestros tacones rojos de rubí. Esos que hemos llevado siempre.
viernes, agosto 11, 2006
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