martes, mayo 29, 2007

Y sin embargo, se mueve

Sábado de Literatura. Mi encantador príncipe y yo hicimos una pequeña ruta por algunas de las librerías del centro de Sevilla. Pasamos por la de El Corte Inglés (íbamos buscando un disco que solo lo había allí y de paso...); la maravillosa Librería Beta (antes Teatro Imperial), que recorrimos de arriba a bajo, desde el gallinero hasta el patio de butacas (deberíamos todos darle las gracias a Beta por haber respetado el lugar y haberlo convertido en un lugar tan mágico) y finalmente, cómo no, la tercera planta de la FNAC, donde el mejor librero de Sevilla nos atendió y donde al fin pude comprar El Monarca del Tiempo, una de las primeras novelas de mi querido Marías, reeditada y que no se han dignado a llevar a ninguna librería, mu fuerte...


Todo esto para decir, que mirando y mirando libros, di con una de las ediciones especiales que este año han sacado de Cien Años de Soledad. Una novela que se me resistió en su momento (lo confieso me aburría enormemente), pero de la que estoy segura (atendiendo a la advertencia que hace ya unos años me hiciera mi profesor de Literatura) tendré que leer algún día. A mi favor diré que me encanta el comienzo del libro, y el otro día no pude resistirme a coger uno de los ejemplares, abrirlo y buscar esa primera parrafada:




"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo".




Bueno, aquí donde la ven. Toda ella es ya una obra de arte por muchos motivos que no vienen a cuento y que me resultaría demasiado difícil explicar sin parecer pedante. Pero les pediría que volvieran a leer la última frase, El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Increíble.



Me gusta mucho ese mundo 'tan reciente' en el que todo está por ver, en el que todavía nos pueden sorprender. Y lo echo mucho de menos. El domingo me aconsejaban: "No vayas a escribir sobre lo que tú descubras", a propósito de mi primera incursión a la procesión de la Virgen del Rocío por la aldea (merece un post propio). "Se supone que noticia debe ser lo que no está previsto", me decían en otro lugar, en otro contexto, y sin embargo, a diario, los periodistas trabajamos, casi en exclusividad, con una agenda de previsiones. No sé por qué rechazamos lo nuevo, lo diferente... no sé por qué la gente ya no siente fascinación por las cosas que se hacen a su alrededor, por el trabajo de los otros y lo único que hacen es burlarse con frases de "eso lo hago yo". Y ya está, como si ya nada pudiera aportarse al mundo, como si no quedara nada por hacer. Creo que estamos demasiado picardeados, hemos perdido nuestra ingenuidad. Sota, caballo y rey. No más.


Soy consciente de la confusión de ideas, pero a partir de todo esto no quería dejar de mencionar una escena maravillosa de la película Alatriste que me dejé sin comentar cuando os hablé de ella.

Es el momento en el que el Capitán va a visitar al Conde de Guadalmedina (creo) y encuentra en una sala un montón de lienzos, recién comprados parece. Alatriste, ese soldado viejo, de vuelta de todo, podría decirse, con cicatrices por todo el cuerpo y mirada llena de sombras, se acerca sin embargo a uno de ellos con toda la fascinación de un niño que acaba de llegar al mundo.

Se acerca al cuadro con cuidado, con una atención impropia de un hombre que vende su espada al mejor postor, y con el dedo índice de su mano derecha intenta acariciar la gota de agua que resvala de una forma tan real por el búcaro. Me llama la atención esa escena, por ese contraste del que les vengo hablando. El soldado duro (y más en aquella época) con esa sensibilidad, con esa ingenuidad, si me lo permiten, de pensar, aunque sólo fuera durante un segundo, que la gota de agua estaba allí, de tan perfecta que la habían pintado. Nunca vi al Capitán tan vulnerable como ante ese cuadro. Sin duda, podrían decir que Alatriste es un personaje, y que quizás un verdadero hombre con su vida en pleno siglo XVII no hubiera reaccionado como él, ni se hubiera parado a mirar el cuadro si quiera. Pero a mí me gusta creer que es posible.






miércoles, mayo 23, 2007

28

Sé lo que muchos están pensando. Qué a que viene este bombardeo de post cuando en otras semanas escasean cada vez con más frecuencia cual sentido de la mesura entre la clase política. Lo sé. Y lo único que se me ocurre decirles es que estoy de descanso y que el día está cundiendo. Después de una sesión catastrófica de peluquería (síiii, hermanos y hermanas del mundo, me pelé, me asesinaron, ahora todos aquellos que me decían 'no te pelesss' se me aparecen como espíritus, pero ya no hay nada que hacer, mañana ya podrán verlo, no sean crueles, les ruego desde aquí), después de matarme a limpiar el piso y de una ducha que me ha dejado como a un bebé en su cuna, escuchando la nana que le canta su madre, he decidido una vez más, volver a escribir. Es lo único que se me ocurre hacer. O mejor: es lo único que me apetece hacer. Y que conste que en parte es porque ninguno de los hermanos blogueros está escribiendo nada, así que, cuando un lector se queda sin libros que leer, qué hace, muy bien Pepito un diez para ti, efectivamente, escribe sus propias historias.




En fin, después de esta parrafada que nada tiene que ver con el objeto de mi post, me dispongo a escribir sobre aquello que tengo vetado. Así es. En una periodista, en realidad en cualquier persona, que no le permitan escribir sobre un tema, provoca dos reacciones. Cierta tristeza por aquello que dijimos de la libertad de expresión y blablabla... y además, un deseo exagerado, creciente, incontrolable de hacerlo. No falla, es como cuando le dije a mi sobrina que no se metiera la pelotita en la boca y lo primero que hizo fue hacerlo. Y cuando muy seriamente la miré a los ojos y le pregunté: "Por qué Paula, por qué lo haces", siguió con la pelota en la boca, mirándome también ella con seriedad. Y yo leía en aquella mirada, lo mismo que le dijo el escorpión a la tortuga: "es mi condición" (espero que todo el mundo conozca la historia, si no que me lo hagan saber y les escribo otro post, o mejor, que la busquen en el google, que para eso está). En fin, el ser humano ansía aquello que no puede tener. De hecho, muchas veces, ese es el requisito. Cuando lo hemos perdido, cuando alguien nos lo ha robado, entonces, lo queremos, lo deseamos, lo necesitamos como si del propio aire se tratara.




Todo esto (no se crean que es palabrería barata) para decirles que voy a saltarme la prohibición. Pero por favor guardenme el secreto. Voy a meterme la pelotita en la boca (metafóricamente, claro) y voy a aprovechar, que mañana 24 de mayo, cumple unos maravillosos 28 años para hablarles de él.
Para que el agravio no sea demasiado grande, no dejaré su nombre, aunque la mayoría de ustedes ya lo conocen. Es cierto que ya en mi blog ha tenido varias apariciones tan estelares como veladas: vecino del octavo, príncipe de mis días lejanos (eso antes), príncipe de largas pestañas, de pómulos perfectos, de boca increíble, de apetecibles colmillos, de perfiladas cejas, etc. Así es él. También así es él, cuando me dice que esto de los blogs no le gustan, que no lo entiende, y que por tanto, prefiere que no hable de él en este territorio. He procurado respetar siempre ese deseo, faltaría más. Pero es que hoy, como digo, me apetece mucho. Porque mañana es su cumple. Porque ya son nueve meses (lo que se requiere para gestar a un niño, imaginense lo que eso supone para una relación), aunque parezca toda la vida. Porque tiene la media sonrisa más encantadora del mundo; porque me hace pensar; porque me regala libros y me los presta; porque me pregunta, porque se preocupa por saber lo que me sucede, lo que pienso, lo que opino, lo que creo, y eso, yo que soy parca en palabras (no hoy desde luego) no siempre es fácil. Porque fue capaz de leerse un libro de Javier Marías, sólo porque a mí me gustaba, sólo porque yo se lo recomendé. Porque supo esperar como nadie. Porque dentro de tanta perfección es también imperfecto y eso hace que sea más perfecto aún.


Así es él. Y mañana cumple 28 años.


Pero ya saben, guardenme el secreto. Shhhhhshhh! Que no se entere nunca de que le deseo el mejor Cumpleaños posible también desde mi negra espalda del tiempo que, dicho sea de paso, él se ha encargado de pintar de colores como si estuviéramos en un anuncio de Titanlux.

Vamonos pal Rocío, cariño mío

Efectivamente, esta semana la capital parece despertar de su habitual letargo. Se pone los volantes, se coloca las flores y se echa a la calle.
La Hermandad de Emigrantes me sorprendió ayer en su paso por mi Plaza Niña. El simpecado tiraba con velocidad de los romeros que gritaban sin parar, ¡Viva la Virgen del Rocío! ¡Viva la Virgen del Rocío!

Yo, que también me dedico a matar demonios (los míos propios, claro), me fui detrás de ellos cual rata encantada en Hamelín. Y no piensen que este desagradable símil es gratuito, porque ahora iba a contarles que siento una especial debilidad por el sonido del tambor y la flauta rociera. Me encanta, confieso. Supongo que es común a todas las romerías, y siempre que escucho este sonido me traslado en un segundo (ay, el tiempo que maravillosamente maleable es) al camino que alguien trazó entre Aznalcóllar y Garci Bravo.
En fin, sé que es poco glamuroso, poco cool, algo hortera, etc. Pero bueno, si Javier Marías reivindica su derecho a ser literato y futbolero, sin que lo segundo cuestione lo primero. Yo reivindico, aquí y ahora, mi derecho a saar a flote mi lado más folclórico. Tocotó, o debería decir, OLÉ!
Me estoy dispersando; yo quería hablarles del Rocío, de la Hermandad de Emigrantes y para concluir de una de las cosas que hay que hacer antes de morir (además de viajar a Venecia, que diría Marías). Que los dioses me perdonen, pero si tienen la oportunidad alguna vez, no duden en participar en una romería. No digo ya la del Rocío, sirve (a veces, es incluso mejor) la de algún pueblo pequeño. Dejen que les expliquen el motivo de ese camino; creanse la leyenda; emocionense ante la imagen, aunque sea la primera vez que la contemplan, o precisamente por eso. Cumplan con las tradiciones de las gentes de ese lugar: cada parada, los irreales bautizos... Beban en vasos de cuestionable limpieza y coman aquello que unos desconocidos de otro carro o chiringuito les ofrecen.
Quizá sus vidas no cambien drásticamente, pero formarán parte del mundo un poquito más.


Para que nadie tenga excusas, sirva este post como invitación forma a la Romería de Fuente Clara. Ya saben dónde, ya saben por quién han de preguntar.
Hasta el próximo terremoto.

Una vez

Anoche en unas de mis habituales incursiones al mundo de los blogs de los desconocidos, di a parar con el de un informático que lanzaba una interesante pregunta a la Red: ¿quién es el primero en colgar un archivo en el emule? Me hizo mucha gracia leer aquello porque es una de esas cosas en las que nadie repara, pero que en cuanto otro formula sentimos como muy nuestras, no? Son como una revelación menor. Como un interrogante muy familiar. Cualquiera de nosotros podría habérselo preguntado.
Quién es el primero en colgar un archivo en el emule? Él pide respuestas en su blog, yo las dejaré por aquí, y espero que no me demande por esta apropiación de ideas, o de revelaciones, más bien (lo que me recuerda que yo tengo una pendiente que comunicaros).
Mi respuesta es NADIE. Vivimos en unos tiempos en los que mil millones de personas llegan todas al mismo lugar, en el mismo instante. Y ni siquiera saben que están compartiendo ese momento. Es más, les gusta pensar que SÓLO ellos lo están consiguiendo.
Cuando uno se abre una cuenta de correo electrónico y después de cuarenta mil intentos se ve obligado a poner una estupida cifra junto a su nombre, o un guión junto a su gran y original ocurrencia para la dirección, empieza a sospechar que LO ÚNICO ha dejado de existir en este mundo gobernado por el dios GOOGLE.
El universo BLOGUERO sirve también para darse cuenta de ello. De repente, siguiendo una cadena ilógica de enlaces llegas al diario virtual de un tío o de una tía que se ha atrevido a colgar las mismas citas que tú, que hace las mismas referencias a canciones, libros, películas que tú. Que repara en las mismas escenas, y lo peor, que lo expresa mejor de lo que TÚ harías NUNCA.
Puede que así nos sintamos menos solos. Ésa sería la lectura positiva que Saramago (que no pierde su fe en la Humanidad) sacaría de todo esto.
Quizá haya más... quizá esta muerte progresiva de lo ORIGINAL, o más bien esta revelación de que lo original nunca existió para eso ya hace muchos años dijeron aquello de Nada nuevo bajo el sol (y perdonen que recicle esta cita que ya utilicé en otro post; lo cual también resulta muy oportuno) nos sirva como una jarra de agua fría, pero a medio llenar. Quiero decir, una jarra que nos despierta de la ensoñación y nos permite de vez en vez darnos cuenta de lo NORMALES que somos, pero no de una forma definitiva. Pues nos permite también seguir soñando, seguir con los ríos de tintas virtuales, escribiendo, ideando, imaginando para nosotros mismos y para el pequeño círculo al que llegamos (somos sólo un punto en Google, como los somos en el Universo).
Nos permite creer que una vez fuimos los primeros en colgar un archivo en el Emule.

De nuevo Machado

Era una mañana y abril sonreía.
Frente al horizonte dorado moría
la luna, muy blanca y opaca; tras ella,
cual tenue ligera quimera, corría
la nube que apenas enturbia una estrella.

Como sonreía la rosa mañana
al sol del Oriente abrí mi ventana;
y en mi triste alcoba penetró el Oriente
en canto de alondras, en risa de fuente
y en suave perfume de flora temprana.
Fue una clara tarde de melancolía
Abril sonreía. Yo abrí las ventanas
de mi casa al viento... El viento traía
perfume de rosas, doblar de campanas...
Doblar de campanas lejanas, llorosas,
suave de rosas aromado aliento...
... ¿Dónde están los huertos floridos de rosas?
¿Qué dicen las dulces campanas al viento?
Pregunté a la tarde de abril que moría:
¿Al fin la alegría se acerca a mi casa?
La tarde de abril sonrió: La alegría
pasó por tu puerta —y luego, sombría:
— Pasó por tu puerta. Dos veces no pasa.

jueves, mayo 17, 2007

¿Suicidio?

Anoche Yogurt de Coco se precipitó al vacío desde la segunda balda de la nevera. Los tomates cerraron los ojos para no verlo caer; Coliflor no pudo evitar soltar un pequeño grito y Cebolla lloró amargamente durante toda la noche. El único que no pareció afectado fue Desnatado con Bifidus... incluso hay hortalizas que aseguran que lo vieron sonreír. El muy cretino.

martes, mayo 15, 2007

?

Sentada en la cama, con la luz escasa de mi flexo (pronto se fundirá la bombilla, estoy segura), con el Polo Químico que intuyo tras la ventana cerrada a cal y canto y el portátil sobre las rodillas, vuelvo a sentirme como Sarah Jessica Parker, o más bien como Carrie, en Sexo en Nueva York. Imagino que tengo un apartamento fantástico, un vestidor maravilloso y una vida social de lo más chic y que además, me pagan cantidades ingentes de dinero por escribir una página a la semana. De esta guisa, lanzo una pregunta con la que esta obsesa de la moda, en general, y del calzado, en particular, bien podría abrir uno de sus artículos: ¿se puede ser feliz?
Pero no encuentro respuestas. O al menos no encuentro LA respuesta. De hecho, me quedo tan bloqueada que apenas puedo seguir escribiendo. Es probable que por este mismo motivo no llegue yo nunca a tener un apartamento fantástico, un vestidor maravilloso (eso seguro, lo tendría siempre desordenado) y una vida social chic, ni mucho menos una página semanal por la que me paguen no ya una cantidad ingente, sino decente. Supongo también que es más fácil encontrar respuestas cuando se sigue un guión...
Díganme, hermanos, ¿se puede ser feliz? Quizá a trozos, por capítulos, en este aspecto sí, en aquel otro no... Tengo una amiga que provoca peleas con su novio porque no soporta que su relación sea "tan perfecta". Puede que el ser humano naciera para el sufrimiento. Puede que todos llevemos dentro a un pequeño enmascarado, con mono de cuero negro, bien apretado, que encuentre placer en el dolor. Y lo busque cuando no lo tiene, porque eso le reconforta. Porque la infelicidad le hace sentir más humano, le hace parecer más vivo, le despierta los sentidos, frente a la gemela contraria que todo lo absorve para sí misma. La pregunta entonces no es si podemos ser felices, lo que esta Carrie choquera plantea es ¿realmente queremos serlo?

jueves, mayo 10, 2007

El concepto de movimiento solo tiene sentido con relación a otros objetos.

Breve historia del tiempo

jueves, mayo 03, 2007

San Viernes

Eso dice un compañero de trabajo de este día tan deseado, del que otro colega diría que vuelve a acercarnos a Lunes.
Viernes nos abre un mundo de posibilidades que a veces se quedan en nada. Pero esta es una lección que nunca termina de aprenderse, y eso lo convierte en el día más deseado. Todos lo persiguen. Todos lo perseguimos con la esperanza de que nos permita ser lo que en verdad ansiamos. Amén.

miércoles, mayo 02, 2007

Jueves

Nadie lo cree cuando dice que es tímido, pero lo cierto es que estamos ante el día más introvertido de la semana. Obsesionados por la llegada del día que lo sigue, poco sabemos de Jueves y poco nos molestamos en saber de él. Y se acostumbró tanto a nuestra indiferencia, que ahora la prefiere. Que ahora ya no quiere contar nada de lo que vivió. Y no saben lo que nos perdemos...

martes, mayo 01, 2007

Miércoles

Siempre se identificó con el del medio de los Chichos o con el Gallardón de la semana, por su posición de centro. Pero Miércoles tiene fuertes brazos, impresionante espalda y profunda mirada. Cada madrugada le gusta contemplar las luces del Polo Químico. Y si presta atención, cree escuchar una voz que desde el Muelle del Tinto susurra... Lucas...