miércoles, mayo 23, 2007

28

Sé lo que muchos están pensando. Qué a que viene este bombardeo de post cuando en otras semanas escasean cada vez con más frecuencia cual sentido de la mesura entre la clase política. Lo sé. Y lo único que se me ocurre decirles es que estoy de descanso y que el día está cundiendo. Después de una sesión catastrófica de peluquería (síiii, hermanos y hermanas del mundo, me pelé, me asesinaron, ahora todos aquellos que me decían 'no te pelesss' se me aparecen como espíritus, pero ya no hay nada que hacer, mañana ya podrán verlo, no sean crueles, les ruego desde aquí), después de matarme a limpiar el piso y de una ducha que me ha dejado como a un bebé en su cuna, escuchando la nana que le canta su madre, he decidido una vez más, volver a escribir. Es lo único que se me ocurre hacer. O mejor: es lo único que me apetece hacer. Y que conste que en parte es porque ninguno de los hermanos blogueros está escribiendo nada, así que, cuando un lector se queda sin libros que leer, qué hace, muy bien Pepito un diez para ti, efectivamente, escribe sus propias historias.




En fin, después de esta parrafada que nada tiene que ver con el objeto de mi post, me dispongo a escribir sobre aquello que tengo vetado. Así es. En una periodista, en realidad en cualquier persona, que no le permitan escribir sobre un tema, provoca dos reacciones. Cierta tristeza por aquello que dijimos de la libertad de expresión y blablabla... y además, un deseo exagerado, creciente, incontrolable de hacerlo. No falla, es como cuando le dije a mi sobrina que no se metiera la pelotita en la boca y lo primero que hizo fue hacerlo. Y cuando muy seriamente la miré a los ojos y le pregunté: "Por qué Paula, por qué lo haces", siguió con la pelota en la boca, mirándome también ella con seriedad. Y yo leía en aquella mirada, lo mismo que le dijo el escorpión a la tortuga: "es mi condición" (espero que todo el mundo conozca la historia, si no que me lo hagan saber y les escribo otro post, o mejor, que la busquen en el google, que para eso está). En fin, el ser humano ansía aquello que no puede tener. De hecho, muchas veces, ese es el requisito. Cuando lo hemos perdido, cuando alguien nos lo ha robado, entonces, lo queremos, lo deseamos, lo necesitamos como si del propio aire se tratara.




Todo esto (no se crean que es palabrería barata) para decirles que voy a saltarme la prohibición. Pero por favor guardenme el secreto. Voy a meterme la pelotita en la boca (metafóricamente, claro) y voy a aprovechar, que mañana 24 de mayo, cumple unos maravillosos 28 años para hablarles de él.
Para que el agravio no sea demasiado grande, no dejaré su nombre, aunque la mayoría de ustedes ya lo conocen. Es cierto que ya en mi blog ha tenido varias apariciones tan estelares como veladas: vecino del octavo, príncipe de mis días lejanos (eso antes), príncipe de largas pestañas, de pómulos perfectos, de boca increíble, de apetecibles colmillos, de perfiladas cejas, etc. Así es él. También así es él, cuando me dice que esto de los blogs no le gustan, que no lo entiende, y que por tanto, prefiere que no hable de él en este territorio. He procurado respetar siempre ese deseo, faltaría más. Pero es que hoy, como digo, me apetece mucho. Porque mañana es su cumple. Porque ya son nueve meses (lo que se requiere para gestar a un niño, imaginense lo que eso supone para una relación), aunque parezca toda la vida. Porque tiene la media sonrisa más encantadora del mundo; porque me hace pensar; porque me regala libros y me los presta; porque me pregunta, porque se preocupa por saber lo que me sucede, lo que pienso, lo que opino, lo que creo, y eso, yo que soy parca en palabras (no hoy desde luego) no siempre es fácil. Porque fue capaz de leerse un libro de Javier Marías, sólo porque a mí me gustaba, sólo porque yo se lo recomendé. Porque supo esperar como nadie. Porque dentro de tanta perfección es también imperfecto y eso hace que sea más perfecto aún.


Así es él. Y mañana cumple 28 años.


Pero ya saben, guardenme el secreto. Shhhhhshhh! Que no se entere nunca de que le deseo el mejor Cumpleaños posible también desde mi negra espalda del tiempo que, dicho sea de paso, él se ha encargado de pintar de colores como si estuviéramos en un anuncio de Titanlux.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, qué envidia Sr.M. En otro tiempo, Laura también me dedicaba escritos apasionados. Ahora me dice, también de manera apasionada: "Hay que recoger y tender la ropaaaa". UN BESITO.

Pedro-Abeja dijo...

Te has vuelto loca, te ha dado el atake del letraherido y no has podido parar de escribir. Yo antes en aquel lejano tiempo en que mi cabeza estab estructurada como un blog y no como una librería, tb tenía atakes de este tipo pero por no abrumar y sobre todo, reconozcámolos, por estética, me contenía y no publicaba más de un post diario. Todo porque no me quedara el post sin su fechita tan mona encima. Cada uno tiene sus cosas, oye.

Me gusta mucho llevarme un tiempo sin leerte y volver para sorprenderme siempre y sentirme muy orgulloso de nuestra niña chica que tanto trabajo nos ha costao criar, de su estilo tan fresco y natural, de su capacidad para hacerte creer que la oyes hablar en vez de leerla.

Seguro que Él, desde las sombras, tb está orgulloso de todas esas cosas y seguro que, diga lo que diga, se derrama por los bordes de la silla leyendo estas palabras frente al ordenador. Pero que no lo reconozca nunca, por favor. Lo prohibido es lo que le da gracia al asunto. Como la pareja que va por separado a una fiesta donde todos saben que ambos están casados pero no que lo están el uno con el otro y fingen que se acaban de conocer y que están ligando disimulada y descaradamnt a la vez. Y dejar que todos se escandalicen. El teatro de lo prohibido nos encanta a todos.

Besos.