domingo, julio 08, 2007

Le retour n'est pas possible

Eso dicen en El Señor de los Anillos, que no hay regreso posible. Casi hace un mes que no escribo nada en este blog y por una vez me saltaré esta máxima del dios Tiempo para regresar, para deambular otra vez por mi negra espalda del tiempo. En realidad, los motivos de mi ausencia son mucho menos trascendentales de lo que pudiera parecer: he perdido el wifi, eso es todo. No es que sufra una crisis de folio en blanco, simplemente que no tengo internet. Después de haber disfrutado de la red de redes en casa, ahora me resulta extraño no disponer de ella, y para esto del blog es un verdadero rollo. Porque ni puedo mantener vivo el mío con un mínimo de decencia, ni tampoco puedo visitar los de los demás. Así que si alguien queda por aquí de todos aquellos que andáis por ahí: lo siento. Siento no estar durante tanto tiempo. Ya veré si dentro de unos meses puedo permitirme el lujo (nunca mejor dicho) de ser una chica enchufada! Juro que buscaré la forma legal o ilegal de mantenerme atada, aunque sea por un hilo, a nuestra familia bloguera.

En este cuasi-mes han sucedido muchas cosas... llegó el final de junio y un terrible fin de semana de mudanza que me dejó heridas de guerra por todo el cuerpo. Cómo una persona puede llegar a acumular tanto? y luego esa sensación de ver el piso vacío, de saber (aunque cueste a hacerse a la idea) que no volverás a pasar una noche allí. Coger el último paquete y dejar el juego de llaves sobre la mesa con todo cerrado (de nuevo Friends). Y al mismo tiempo, diez minutos a pie de ese lugar, una nueva puerta que se abre. Una semana entera de vacaciones (la primera del verano) para hacerme al nuevo hogar (una delicia con tan buena compañía como tuve). Ya soy pues oficialmente, una chica de barrio, pero no crean, la Plaza Niña sigue siendo mi Plaza Niña... y de nuevo digo... hay lugares de los que no se regresa nunca.

Quería aprovechar este nuevo post, tipo crisis (léase cambio) para colgar una foto y hacer un anuncio.
La foto es esta:



Y el anuncio es este:
desde mi nuevo balcón puedo ver la ciudad encantada del Polo Químico.

Hasta el próximo terremoto.

2 comentarios:

Cecilia dijo...

Eso es lo malo, hermana, que no hay vuelta atrás posible. Las crisis es lo que tienen. Acostumbrarse o morir.

Anónimo dijo...

La pregunta es: ¿Por qué hipnotizan esas ciudades fantasmas, llenas de luces y humo? Siempre tengo dos pensamientos cuando paso por la petroquímica de Algeciras: uno, Hommer Simpson y dos, la nada (la sensación de mente en blanco; me quedo absorta mirando las luces). ¿Será la hipnosis que produce ver el haz de la destrucción? Qui lo sa!