lunes, marzo 05, 2007

Imposibles posibles

Se me resiste este post, como lo hizo Lisboa. Y todo son señales… cada espera es un paso adelante hacia nuestros destinos, y nunca estamos parados, nunca quietos, aunque así nos lo parezca. No callamos nunca por más que nos esforcemos en permanecer callados. Y si se resiste este post por algo debe ser. Aunque no es menos cierto que hay tareas de las que no podemos escapar, hay post a los que debemos su existencia o ellos nos la debe a nosotros.
No renunciaré, pues, a dejar aquí constancia de la visión de una Lisboa, recién nacida, recién aparecida en el hueco de siete colinas, recibiéndonos. A mí y a aquel que me acompaña (y utilizo a sabiendas el presente pues no sólo me acompañaba en aquel entonces, lo hace ahora, lo hace (desde y por) siempre).
Eso fue lo que pensé cuando pude abarcar toda la ciudad, con sus magníficas luces encendidas, que bien parecían velas sostenidas por las ánimas invisibles de un lugar, que ya digo, tuve la sensación de que era nuevo, de que era una ciudad aún sin fundar, que esperaba, que daba la bienvenida a sus fundadores elegidos. No sé, puede que fuera precisamente por estar amaneciendo que tuve esa sensación de comienzo. De un camino nuevo (de baldosas amarillas, cómo no) que se abría ante mí. Y debo añadir, que manque me pese, agradecí no calzar los tacones rojos de rubí durante estos días, pues Lisboa es para pasear, para aprehender las maravillosas panorámicas que su milagrosa morfología de altibajos hace posible.
Lisboa nos atravesó y fue como un sueño cumplido. Sus edificios encantados por el Tiempo, la mesita, al fin, compartida con Pessoa, la sensación de extender mi patria y fundirla con la de mi Saramago, como él hiciera también a penas unos días después, la impresionante desembocadura del Tajo… mar océano… y, permítanme, cada beso, cada abrazo, cada sonrisa de Buenos Días, hasta alcanzar, finalmente, un adiós, que es más una promesa de regreso, que una despedida, aunque suene a tópico, pero es que empiezo a creer que como París (y que los dioses me perdonen), Lisboa no se acaba nunca.




4 comentarios:

Pedro-Abeja dijo...

Todo me llama hacia Lisboa. Ultimamnt los astros se alinean y me marcan el camino hacia Portugal.Lisboa no se acaba nunca, seguro.
Sí a la unificación de España y Portugal!

Un enalce para que veas una cosa bonita y emocionante. Mariza cantándole a la gente de su tierra. Pone los vellos de punta con esa torre de Belen al fondo.

http://www.youtube.com/watch?v=TeOhPR_0x8E

Besos.

Cecilia dijo...

Fíjate que este verano a lo mejor me voy a Portugal de vacaciones. Esto tiene que significar algo...

Pedro-Abeja dijo...

Lisboa no sólo no se acaba nunca, es que está por todas partes!!!

Está de moda, seguro.

Zarzamora dijo...

Hay días que me pierdo. Quien dice días habla de semanas y meses, pero sin embargo, vuelvo a volcarme en vuestros blogs, el desnudo y el vestido, y, no sé cómo, vuelvo a encontrar a la que fui pero que, a causa de cautiverios varios que me separan, desconozco a veces. En fin, no sé. Me hacéis sentir bien, me gusta esta conocida mesita de camilla en la que nos sentamos a leernos. Gracias por continuar esto, hacéis que algunos "perdidos" volvamos a conocernos. Grazie.

Vuestra MARIVA que os quiere