viernes, julio 28, 2006

Queer as Folk (y II)

Sé que para algunos esta tendencia al enamoramiento empieza a ser preocupante...
Todo empezó el martes pasado, cuando la falta de sueño, la soledad, la curiosidad y el calor me dejaron delante de la tv más tiempo del habitual.
Ya era madrugada cuando comenzó Queer as Folk.
Por fín, la famosa serie gay de Cuatro está a mi alcance, pensé.
Me acurruco en el sofá y me sumergo de lleno en la trama de amigos gays, que sólo buscan lo que todos: un poco de amor. Y de repente, ahí está, divino de la muerte, guapísimo, con el perfil más maravilloso de la historya de Hill Valley, con la boca, la nariz y la mirada más sugerentes.
Terriblemente PERFECTO, y, para mi desgracia, terriblemente GAY.
Aún así, paso de convencionalismos, y me dejo llevar por la pasión... el tio es un sueño hecho realidad, dejo que la trama de la serie me enrede, dejo que las miradas de Brien calen en mi imaginario para hacerlo formar parte ya de mi realidad. En fin, sufro el proceso habitual de enganche a una serie... nada novedoso. Los síntomas son ya conocidos: ansiedad mientras llega el día en que la emiten, entusiasmo al ver el primer frame en el que aparece tu personaje favorito, rabia cuando aparecen los títulos de crédito y uno se da cuenta de quedan siete largos días con sus noches hasta que vuelva a llegar el momento redondo... la contemplación de Brien, el gay duro, que luce como nadie unos vaqueros y camiseta blanca, o un traje de Armani.

Sé que muchos tienen en la punta de los labios un nombre, un rostro: el de Lucas. A ellos que esperan escucharme decir que ahora que los capítulos de Los hombres de Paco son repetidos voy a aplicar el famoso dicho: A Rey muerto, Rey puesto... A todos vosotros, lo siento, porque eso jamás va a ocurrir.
Lucas es mi amor. Es ternura. Será el padre de mis dos pequeños, mi chinita y mi rusito. Será el que me abrace cada mañana, y el que me prepare un zumo de naranja bien fresquito, el que me lleve al cine y a pasear por el parque... el que ponga mis canciones favoritas mientras viajamos en coche...
A Brien sólo lo quiero para el sexo.

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