viernes, abril 21, 2006

Lunes Santo en Triana, Claro que sí!!


Sé que nadie me creerá, pero para variar un poco quiero escribir algo alegre... Llevo días con la idea en la cabeza, dandole vueltas, pensando como plasmar lo que quiero, y he decidido que sea lo que sea, voy a liberar este post del visillo negro que últimamente lo cubre todo, o sólo son mis ojos los que están cubiertos????

Y continuando con esta inyección de energía positiva, también quiero dejar constancia de que esta es una forma de dar las gracias. Es curioso... De hecho, últimamente todo lo que sucede a mi alrededor resulta llamativo, interesante, cosas de esas, de las que te obligan a hacer un paro mental y a decir, efectivamente, qué curioso...
A lo que iba, quiero dar las gracias a dos personas. Dos hombres, ummm, de cuyas manos hablé en el primer post que dejaba en esta, siempre humilde, espalda del tiempo, ignorando por aquel entonces que protagonizaría con ellos ese Lunes Santo en Triana, claro que sí.
Seré breve, ignoraré el Barroco, y que la Semana Mayor de Sevilla me perdone:

Al hombre de la sonrisa amable, siempre, amable. Al de mirada limpia y manos trabajadas. Al protector, al ángel guardián de cinco camas. A él, por devolverme el tiempo pasado. Por recuperar el tiempo perdido... Imaginénse todo lo que eso significa para mi, que he dedicado en cuerpo y alma cada segundo de mi adolescencia en dar con la receta propia de alquimistas capaz de semejante hazaña (luego me di por vencida). Lo observé caminar con su túnica blanca e implecable, con el escudo sobre el pecho, qué tanto significa por el simple hecho de conocerlo tan bien; como un guerrero, con sus convicciones, con su particular recogimiento y sus calladas promesas. Tan cercano e inaccesible, a veces. Nazareno ejemplar, que parecía haberse escapado de las viejas fotografías que rulan en un cajón de casa. Donde aparezco yo misma, pequeña, con la mirada todavía sin sombras, con la inocencia revoloteando por el filo de mi vestido hasta las rodillas... Lo observaba de soslayo, y efectivamente era como si las agujas del tiempo hubieran girado miles de veces hacia atrás, veloces, rápidas, para devolverme, aunque solo fuera durante un instante, al pasado.
Gracias, pues.

Al hombre de sonrisa maliciosa, pícara, siempre con una ironía en la punta de la lengua. Al de mirada azul y manos de pianista. Siempre con una Ley de la Física en el bolsillo. Con la buena estrella flotando sobre su cabeza como una aureola, que también protege al que camina con él. Cómplice de cada broma, de cada pensamiento; lector sincero; compañero ideal para un Lunes Santo en Triana, claro qué sí... A él le debo la renovación de ese día, que parece repetirse idéntico y que sin embargo no puede ser más diferente cada vez.
Es curioso (de nuevo) uno representaba el pasado, familiar, cercano; el otro, complementando, era lo novedoso, la actualización de un sentir que, tengo que decirlo, quedó materializado a la perfección en un nuevo aroma, mezcla de dos: el del azahar (tan propio) y el de Ultraviolet, tan propio también y que me llegaba a ráfagas cada vez que dejaba caer el peso de todo mi cansancio (el que se siente por dentro y por fuera) sobre el hombro de mi amigo.
Gracias, pues.


Sí, lo sé. La verdad es que al final no ha quedado algo excesivamente alegre, pero es esperanzador, no? Algo es algo, Tiempo al Tiempo...


pd. No me quedaré con las ganas de decir, que el misterio de San Gonzalo, nuestro querido Señor en su soberano poder ante Caifas... sigue llevando la mejor cuadrilla de costaleros de toda Triana, y toda Sevilla, Claro que sí!!!!!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jose, ¿yo también puedo descansar en tu hombro y oler esnifar esa colonia? Peso un poquito más que Patri, pero puedo aportarte mucha vida, conocimiento, experiencia y saber estar. ¡Qué botito y qué herboso es esto del blog, ¿verdad?! ¡Viva la Lanzada de las Colonias y la Virgen de los Dolores! ¡Guapa, guapa, guapa! ¡Y bonita, y bonita, y bonitaaaa!